Llevamos casi cuatro meses desde que el coronavirus salió a la luz dió y no dejo de sorprenderme lo poco preparados que estamos como sociedad para pandemias como la que estamos viviendo.
No me refiero a temas sanitarios, donde no tengo conocimientos ni experiencia alguna, sino que desde el punto de vista de las finanzas personales y cómo las cuarentenas (obligatorias y auto impuestas) han descubierto lo vulnerables que somos financieramente.
En Latinoamérica llevamos casi un mes en cuarentena. Algunas empresas han seguido trabajando y adoptado el trabajo desde casa, permitiendo que sus empleados mantengan sus salarios o sufran una rebaja. Para muchos otros, esto ha significado perder su trabajo. Y es lógico, la gente no sale a la calle a consumir, haciendo que restaurantes, peluquerías, tiendas de ropa y muchos otros comercios deban cerrar y despedir a sus empleados. En las últimas semanas casi 20 millones de personas en Estados Unidos postularon para recibir beneficios por desempleo. En México se estima que un millón de personas pierdan su trabajo, sin contar los trabajadores informales.
El hecho de que miles o millones de personas estén tan heridos financieramente por no recibir un mes su salario, nos demuestra lo frágil que es nuestra economía, nuestra salud financiera y la importancia de que las personas tengan ahorros para imprevistos.
Las causas de esta fragilidad económica son muchas: salarios bajos, costos de vida elevados, una cultura que promueve el gasto en vez del ahorro y nuestra propia naturaleza humana. Preferimos disfrutar hoy en vez de guardar para mañana, con la excusa de que el próximo mes gastaré menos o que Dios proveerá.
Detrás de estas cifras gigantescas existen personas como tú, yo o Juan Carlos, un conductor de Uber, con quién conversé camino al supermercado. Con impotencia me comentó que hasta unas semanas trabajaba en producción de películas y series (estuvo en la producción de 007, Narcos México y muchas otras que disfrutamos en Netflix, Amazon Prime y en el cine), pero que por el coronavirus, se suspendieron todas las producciones, se quedó sin trabajo y no sabe cuándo volverá a trabajar. En sus tiempos libres y fines de semana trabaja como conductor en Uber; en promedio hacía 20 viajes al día. Hoy con el coronavirus está haciendo 5-6 viajes al día.
Antes de bajarme del Uber, Juan Carlos, angustiado, me comenta que no tiene ahorros suficientes para terminar el mes, por lo que debe seguir conduciendo, a pesar de los riesgos de contagiarse. Espera que el gobierno entregue algún tipo de bono para no tener que pedir un crédito.
En la crisis económica del 2008, vimos cómo gobiernos salvaron a bancos, entregándoles préstamos u obligándolos a adquirir a otros más aproblemados. Mientras que en la crisis de hoy, vemos a los gobiernos ayudando a sus ciudadanos, entregando subsidios de desempleo, posponiendo pagos de créditos y servicios básicos y publicando leyes de protección del empleo.
¿Acaso la única forma que existe para estos millones de personas es endeudarse o esperar que el gobierno de turno venga a rescatarnos? ¿Qué sucedería si el estado simplemente no puede ayudar a sus ciudadanos?
De la misma manera que los gobiernos y servicios sanitarios de muchos países aprenderán su lección y tomarán las medidas pertinentes para hacer frente a futuras pandemias, los ciudadanos también tendremos que tomar medidas para estar cubiertos para futuros imprevistos.
Afortunadamente, la tecnología está de nuestro lado. Cada vez son más las instituciones financieras y fintech que están implementando programas de ahorro e inversión automática con el fin de ayudar a sus clientes a provisionar de dinero hoy, para estar preparados mañana.
En Übank nos enogullece estar ayudando a 450 mil personas a ahorrar para las cosas que realmente les importan, ya sea sus vacaciones, para comprar una casa, para imprevistos e incluso para su retiro. Con nuestra herramienta hemos visto cómo las personas ahorran incluso de a $1 dólar cada día. Lo importante no es cuánto ahorran, sino cómo las personas van asumiendo sus responsabilidades financieras con facilidad.
Si algo he aprendido con lo que está sucediendo con el coronavirus es que tomar el control y responsabilidad de nuestras finanzas para estar preparados para futuros imprevistos es más importante y más fácil que nunca. ¡No tenerlos puede desarmar tu vida completamente!